La materialidad más representativa se aplica en la escena, con piezas cerámicas de porcelánico buscando la neutralidad y la atemporalidad de la escena que se recubre de cerámica a lo largo del pliegue de la sección. En el exterior es blanco para dar luminosidad a la plaza, sombras y destellos que matizan la atmósfera de la plaza según la incidencia del sol. El interior es negro, con la intención de crear un efecto espejo que desmaterializara el muro cerámico con el reflejo de las fachadas del norte.
El pavimento urbano cerámico responde a la imposibilidad de excavar en la plaza. El resultado es una pieza cerámica esmaltada colocada a testa que reproduce los colores de las palmeras y naranjos de la plaza.
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