La bóveda nace como un homenaje tanto a la tradición ceramista de la zona, como a la técnica de la bóveda tabicada. La bóveda, que responde geométricamente a cuatro paraboloides hiperbólicos encadenados entre sí, es muy ligera pero extraordinariamente resistente por sus curvas. Se ha erigido sin necesidad de cimbra alguna, únicamente con la ayuda de unas guías metálicas para no perder la curvatura en ningún momento. Se han empleado cerca de 20.000 rasillas cerámicas fabricadas manualmente, previa determinación del tipo de arcilla, combustible y llama, la terraja idónea, la textura, pruebas de durabilidad y envejecido, su tamaño y espesor.
Para su construcción se han empleado más de 16.000 rasillas cerámicas fabricadas manualmente, previa realización de varias pruebas para determinar el tipo de arcilla, combustible y llama, la terraja idónea, la textura, pruebas de durabilidad y envejecido, y el tamaño y el espesor, estos últimos en función del radio de las curvas del panteón y el peso calculado necesario de las tres capas de cerámica para compensar el efecto de succión del viento.
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