El antiguo edificio de Correos y Telégrafos ocupa toda una manzana en el centro de la ciudad, con las cuatro esquinas redondeadas, tres plantas y fachadas neomudéjares de ladrillo, cerámica y vidrio de estilo modernista. La decoración general del edificio la conforman la disposición de todos y cada uno de los materiales empleados prevaleciendo la simetría y donde las aplicaciones cerámicas de azulejos son una parte sustancial del programa ornamental de todo el inmueble.
Fue proyectado en 1916 por Demetrio Ribes en colaboración con el castellonense Joaquím Dicenta Vilaplana tras ganar el concurso convocado para edificio de Correos y Telégrafos, pero la construcción se no inició hasta en 1928 con Demetrio Ribes ya fallecido, sufriendo numerosos retrasos y variaciones con respecto al proyecto original, finalizándose las obras en 1932. En 1.989 fue objeto de una remodelación en su interior y de restauración y limpieza de sus fachadas.
Respecto al uso de la cerámica, realizada por la fábrica de azulejos de Juan Bautista Segarra Bernat, la encontramos en el rótulo identificativo del edificio sobre la puerta de acceso y en numerosos paños, alternada en la composición de los distintos elementos de las fachadas junto al ladrillo. También aparece la cerámica en el patio interior, concretamente en el friso corrido del piso superior con azulejos incrustados en la madera de los grandes ventanales. Se trata de una decoración naturalista vegetal muy del gusto modernista.